Solicitar un préstamo a los bancos implica prácticamente el mismo procedimiento que para una hipoteca convencional: hay que ir al banco, presentar los documentos necesarios (que se explican más adelante), solicitar una tasación y esperar a que se apruebe.
Si el banco decide que la operación es viable, sólo tendrá que firmar el préstamo en una notaría.
Sin embargo, ten en cuenta que el banco no te dará todo el dinero inmediatamente después de firmar el acuerdo.
Con una hipoteca autopromotor, el dinero se entrega en varios plazos o fases durante un periodo de unos dos años.
- Etapa inicial: Cuando contratas una hipoteca autopromotor, el banco te da un porcentaje del importe de la misma, normalmente la mitad. Con esta cantidad, puedes pagar a la empresa constructora y empezar las obras.
- Etapa de pago: A medida que vayas terminando la obra, el banco te pagará el importe en varios plazos. Sin embargo, para cada pago, el arquitecto encargado de la obra debe demostrar al banco que la obra se está realizando según el plan.
- Fase de finalización: Una vez que el arquitecto confirma que la construcción está terminada y la casa está lista para ser habitada, recibes el pago final (entre el 10% y el 20% del importe del préstamo) para cubrir el resto de los costes de los constructores.
Durante este periodo de dos años suele haber un periodo de reembolso de capital diferido. Esto significa que sólo se cobran los intereses de la hipoteca, lo que reduce la cantidad que tiene que pagar. Después de este periodo, pagará las cuotas mensuales habituales (principal e intereses) hasta que la deuda quede saldada. El plazo de amortización de una hipoteca de autoconstrucción suele ser de hasta 30 años.